Lobo lobo estas ahí

Sr. Presidente espurio de Honduras
Porfirio Lobo Sosa

De mi consideración:

Hemos sido informados que el pasado jueves 11 de febrero el domicilio del compañero Porfirio Ponce, vicepresidente de nuestra organización afiliada, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), fue asaltado por un comando integrado por individuos armados y encapuchados.
Este gravísimo hecho no se produce aisladamente. Según lo ha denunciado el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), “El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), ha sido constantemente objeto de persecución e intimidación, situación que se agudizó desde el 28 de junio de 2009, día del golpe de Estado.
El 26 de julio de 2009 a medianoche explotó una granada de fragmentación en el interior de sus instalaciones. Un miembro de la Resistencia que salía de las oficinas ese mismo día, fue atacado con balas de goma.
En agosto pasado desconocidos dispararon contra las instalaciones del STIBYS. Tres disparos impactaron en las ventanas del salón de sesiones.
El 11 de agosto las principales entradas al Sindicato fueron militarizadas, un contingente de soldados en comandos y tanquetas fueron apostados desde las cuatro de la tarde hasta el día 12 de agosto, impidiendo que las caravanas de la Resistencia que se concentraba en Tegucigalpa arribaran a esta sede que estaba siendo utilizada como centro de alojamiento. Tres personas que ingresaron a las instalaciones fueron detenidas y acusadas de robo e incendio agravado.
El 28 de noviembre el Ejército volvió a militarizar las instalaciones y una tanqueta militar provista de un cañón de largo alcance fue apostada en su entrada principal”.

A esto debemos agregar la salvaje represión que padeció a principios de julio pasado el propio secretario general del STIBYS e integrante del Comité Ejecutivo Mundial de la UITA, Carlos H. Reyes, quien sufrió una grave fractura de su muñeca, herida por la cual aún se encuentra en tratamiento médico.
Asimismo, desde el 27 de enero último, día en el cual usted asumió la Presidencia de Honduras, organismos de derechos humanos hondureños han relevado “tres atentados contra personas, nueve secuestros, dos violaciones sexuales contra mujeres y la muerte violenta de tres personas, entre ellas dos sindicalistas: Vanesa Zepeda, del SITRAIHSS, y Julio Funes Benítez, del SITRASANAAYS, ambos miembros activos de la Resistencia.
También se han producido allanamientos ilegales dirigidos por la Policía a ciudadanos identificados con la Resistencia en los diferentes barrios y localidades del país. 53 personas han sido detenidas por la Policía Preventiva, el común denominador de los interrogatorios a los detenidos es la indagación sobre armas y dinero”.
La UITA, y en particular esta Secretaría Regional para América Latina, atravesaron a lo largo de los años por todas las recientes dictaduras que, desgraciadamente, tuvimos que padecer en este continente. Hemos acumulado una tristísima, pero muy viva experiencia sobre las características de los diversos métodos represivos con los que se pretende doblegar la lucha de los pueblos por una vida mejor. Y no los olvidamos.
Los hechos que se vienen registrando en Honduras desde algunos meses antes de su asunción, y éstos que ahora se denuncian, tienen una trágica similitud con lo que en la década de los años 70 en el Cono Sur se llamó la “guerra sucia”, y que consistió en la intimidación, persecución y eliminación de los principales dirigentes y militantes políticos y sociales opuestos a los regímenes militares que asolaron la región.
Para ello se utilizaron de forma apenas encubierta las propias estructuras represivas y el personal especialmente entrenado del Estado. Como ocurrió con el comando que asaltó el domicilio de Porfirio Ponce, cuyos integrantes demostraron estar perfectamente adiestrados y organizados, sólo se llevaron el computador personal de nuestro compañero, y a pesar de que el lugar se encuentra a poca distancia de una delegación de Policía, ésta se presentó más de media hora después de que los atacantes se habían retirado.
Eso se llama terrorismo de Estado e impunidad en cualquier lugar del planeta, especialmente en nuestra región latinoamericana, donde tanto los hemos padecido.
Señor Presidente, nuestra organización repudia y condena estos ataques a la libertad individual, a la libre expresión de las ideas, al derecho de organización y participación social y política dentro del marco de las reglas democráticas, y los califica como propios de regímenes dictatoriales, ya que quienes los ejecutan obedecen órdenes superiores, reciben protección de los organismos de seguridad del Estado, y forman parte ellos mismos de los cuerpos represivos o de defensa del Estado.

Una dictadura no se define solamente por haber derrocado mediante las armas a un gobierno democrático, sino también cuando un gobierno –de cualquier signo que sea- pone el Estado al servicio de violadores, torturadores y asesinos que ejecutan esos crímenes en beneficio de los intereses de una minoría encaramada en el poder.
Hacemos por esto un llamamiento formal, reflexivo, a que tome usted pública y concretamente cartas en este asunto, ya que a partir de este momento lo consideraremos política y personalmente responsable de la seguridad de nuestros compañeros y compañeras del STIBYS, así como de todas y todos los activistas y militantes que luchan democráticamente por ejercer sus derechos, incluso el derecho a una transformación social donde el país transite por derroteros de equidad y solidaridad y deje de estar al servicio de un grupo de compañías y tristes personajes.

Expresamos así nuestro grado de máxima alerta sobre lo que está ocurriendo en Honduras, y le anunciamos que seguiremos de manera permanente –como lo estamos haciendo desde junio de 2009- lo que continúe ocurriendo en su país, apoyando de forma irrestricta, y con todas las herramientas de nuestra solidaridad internacional, a nuestras organizaciones afiliadas y a la democracia en Honduras.

Hacemos votos para que pueda usted revertir esta preocupante situación que socava, una vez más, las bases de la convivencia democrática en Honduras.

Sin más, lo saludo, atentamente,

Gerardo Iglesias
Secretario Regional UITA

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LA ESTEJUEVES, 15 DE JULIO: La escritora Sueca Selma Lagerloff: La primera mujer en recibir el premio nobel de literatura, precursora de lo que hoy llaman realismo mágico

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Porfirio Lobo Sosa

De mi consideración:

Hemos sido informados que el pasado jueves 11 de febrero el domicilio del compañero Porfirio Ponce, vicepresidente de nuestra organización afiliada, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), fue asaltado por un comando integrado por individuos armados y encapuchados.
Este gravísimo hecho no se produce aisladamente. Según lo ha denunciado el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), “El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), ha sido constantemente objeto de persecución e intimidación, situación que se agudizó desde el 28 de junio de 2009, día del golpe de Estado.
El 26 de julio de 2009 a medianoche explotó una granada de fragmentación en el interior de sus instalaciones. Un miembro de la Resistencia que salía de las oficinas ese mismo día, fue atacado con balas de goma.
En agosto pasado desconocidos dispararon contra las instalaciones del STIBYS. Tres disparos impactaron en las ventanas del salón de sesiones.
El 11 de agosto las principales entradas al Sindicato fueron militarizadas, un contingente de soldados en comandos y tanquetas fueron apostados desde las cuatro de la tarde hasta el día 12 de agosto, impidiendo que las caravanas de la Resistencia que se concentraba en Tegucigalpa arribaran a esta sede que estaba siendo utilizada como centro de alojamiento. Tres personas que ingresaron a las instalaciones fueron detenidas y acusadas de robo e incendio agravado.
El 28 de noviembre el Ejército volvió a militarizar las instalaciones y una tanqueta militar provista de un cañón de largo alcance fue apostada en su entrada principal”.

A esto debemos agregar la salvaje represión que padeció a principios de julio pasado el propio secretario general del STIBYS e integrante del Comité Ejecutivo Mundial de la UITA, Carlos H. Reyes, quien sufrió una grave fractura de su muñeca, herida por la cual aún se encuentra en tratamiento médico.
Asimismo, desde el 27 de enero último, día en el cual usted asumió la Presidencia de Honduras, organismos de derechos humanos hondureños han relevado “tres atentados contra personas, nueve secuestros, dos violaciones sexuales contra mujeres y la muerte violenta de tres personas, entre ellas dos sindicalistas: Vanesa Zepeda, del SITRAIHSS, y Julio Funes Benítez, del SITRASANAAYS, ambos miembros activos de la Resistencia.
También se han producido allanamientos ilegales dirigidos por la Policía a ciudadanos identificados con la Resistencia en los diferentes barrios y localidades del país. 53 personas han sido detenidas por la Policía Preventiva, el común denominador de los interrogatorios a los detenidos es la indagación sobre armas y dinero”.
La UITA, y en particular esta Secretaría Regional para América Latina, atravesaron a lo largo de los años por todas las recientes dictaduras que, desgraciadamente, tuvimos que padecer en este continente. Hemos acumulado una tristísima, pero muy viva experiencia sobre las características de los diversos métodos represivos con los que se pretende doblegar la lucha de los pueblos por una vida mejor. Y no los olvidamos.
Los hechos que se vienen registrando en Honduras desde algunos meses antes de su asunción, y éstos que ahora se denuncian, tienen una trágica similitud con lo que en la década de los años 70 en el Cono Sur se llamó la “guerra sucia”, y que consistió en la intimidación, persecución y eliminación de los principales dirigentes y militantes políticos y sociales opuestos a los regímenes militares que asolaron la región.
Para ello se utilizaron de forma apenas encubierta las propias estructuras represivas y el personal especialmente entrenado del Estado. Como ocurrió con el comando que asaltó el domicilio de Porfirio Ponce, cuyos integrantes demostraron estar perfectamente adiestrados y organizados, sólo se llevaron el computador personal de nuestro compañero, y a pesar de que el lugar se encuentra a poca distancia de una delegación de Policía, ésta se presentó más de media hora después de que los atacantes se habían retirado.
Eso se llama terrorismo de Estado e impunidad en cualquier lugar del planeta, especialmente en nuestra región latinoamericana, donde tanto los hemos padecido.
Señor Presidente, nuestra organización repudia y condena estos ataques a la libertad individual, a la libre expresión de las ideas, al derecho de organización y participación social y política dentro del marco de las reglas democráticas, y los califica como propios de regímenes dictatoriales, ya que quienes los ejecutan obedecen órdenes superiores, reciben protección de los organismos de seguridad del Estado, y forman parte ellos mismos de los cuerpos represivos o de defensa del Estado.

Una dictadura no se define solamente por haber derrocado mediante las armas a un gobierno democrático, sino también cuando un gobierno –de cualquier signo que sea- pone el Estado al servicio de violadores, torturadores y asesinos que ejecutan esos crímenes en beneficio de los intereses de una minoría encaramada en el poder.
Hacemos por esto un llamamiento formal, reflexivo, a que tome usted pública y concretamente cartas en este asunto, ya que a partir de este momento lo consideraremos política y personalmente responsable de la seguridad de nuestros compañeros y compañeras del STIBYS, así como de todas y todos los activistas y militantes que luchan democráticamente por ejercer sus derechos, incluso el derecho a una transformación social donde el país transite por derroteros de equidad y solidaridad y deje de estar al servicio de un grupo de compañías y tristes personajes.

Expresamos así nuestro grado de máxima alerta sobre lo que está ocurriendo en Honduras, y le anunciamos que seguiremos de manera permanente –como lo estamos haciendo desde junio de 2009- lo que continúe ocurriendo en su país, apoyando de forma irrestricta, y con todas las herramientas de nuestra solidaridad internacional, a nuestras organizaciones afiliadas y a la democracia en Honduras.

Hacemos votos para que pueda usted revertir esta preocupante situación que socava, una vez más, las bases de la convivencia democrática en Honduras.

Sin más, lo saludo, atentamente,

Gerardo Iglesias
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